No debería asombrarnos lo que ya no deja de ser una seña de identidad de los tiempos que estamos viviendo. La siempre buscada justicia social, legal y económica continúa siendo una utopía que es utilizada por nuestros políticos para dar miedo -las pensiones, los impuestos- a la par que esperanza -trabajo para todos, mejores servicios sociales-, cuando la única realidad es que nada de lo que se nos promete termina por llegar.
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