Agarraos, que vienen curvas. Cerradas y mortales.
Es lo que tienen las mudanzas, esas torturas procedentes del mismísimo Averno cuyas consecuencias para la psique humana es tan devastadora como el mayor de los melodramas televisivos. Creo que deberían estudiarse en las facultades de psicología: las mudanzas parecen haber sido inventadas por el mismísimo Freud para continuar su perversa exploración de los traumas, porque, no lo neguemos, cualquier persona que recuerde todas y cada una de las mudanzas que ha sufrido a lo largo de su vida no podrá hacerlo sin sentir esa desazón que le acompañaba a lo largo de aquellos nefastos acontecimientos.
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