Llevo tiempo obsesionado con la velocidad. Podría dar a entender que hablo de coches o de motos, pero en realidad hablo del tiempo. De nuestra percepción del tiempo y en qué lo empleamos, concretamente. Nada de física cuántica, o deformaciones espacio-temporales — dejemos eso para Netflix y sus series de ciencia ficción —: hablo de cómo vivimos.
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